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El proceso de lectoescritura

Nuestro proyecto formativo se centra en el proceso de aprendizaje de la lectoescritura en las etapas de infantil y primaria, para dar respuesta a la demanda planteada. Abordando los diferentes y variados aspectos que interviene en la adquisición de la lectoescritura, favoreciendo muy positivamente el aprendizaje del alumnado al desarrollarse a partir de actividades lúdico pedagógicas que le permita convertirse en protagonista de su aprendizaje; se diseñan estrategias que permiten al alumnado un acercamiento a la lectura y a la escritura de forma lúdica, trabajándose a distintos niveles, inferencial, literal y crítico intertextual, además de las etapas de la escritura, la comprensión, la forma y el diseño de las pruebas de evaluación.

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Desarrollamos este proyecto de acuerdo a las previsiones de  la Ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo de Educación, teniendo especialmente presente, los siguientes principios, establecidos en su preámbulo:

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  1. La exigencia de proporcionar una educación de calidad a todos los ciudadanos de ambos sexos, en todos los niveles del sistema educativo.

  2. La necesidad de que todos los componentes de la comunidad educativa colaboren para conseguir ese objetivo tan ambicioso.

  3. El compromiso decidido con los objetivos educativos planteados por la Unión Europea para los próximos años.

 

Para el cumplimiento de estos fines, es vital garantizar a todos los alumnos y alumnas un aprendizaje óptimo del proceso de lectoescritura a fin de facilitarles un aprendizaje adecuado en el procesamiento de la información, los proceso de memorización a través de la codificación y almacenamiento, la selección de estrategias, además desarrollar las competencia básicas como aprender a aprender y la competencia digital. La lectoescritura hace referencia a dos procesos de referencia conjunta, fundamentalmente durante la etapa educativa. Así, la lectura abarca los aspectos de: decodificación de claves visuales (grafemas) y el proceso de  comprensión que se produce al asignar un significado a la descodificación. Por su parte la escritura supone el proceso de codificación o de representación mediante signos convencionales (letras o grafemas) los sonidos del lenguaje oral.

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Desde el punto de vista pedagógico, la lectoescritura se puede definir como el proceso por el cual se vinculan los fonemas (sonidos) y los grafemas (letras). Estos dos procesos, tal y como señala Ferreiro (2011) son inseparables: “La lectura y la escritura son elementos inseparables de un mismo proceso mental”.

 

Desde el punto de vista funcional, la lectura y la escritura son instrumentos fundamentales para la adquisición del conocimiento y para el aprendizaje durante toda la vida. No son aprendizajes meramente instrumentales, como inicialmente pudiera parecer, son procesos fundamentales para el desarrollo del individuo, a tanto, que están incluidos dentro de los tres aprendizajes, considerados a nivel universal esenciales para la vida, esto es, la lectura, la escritura y pensamiento lógico-matemático. Las habilidades que se adquieren con la lectoescritura, además de permitirnos elaborar  pensamientos cada vez más complejos y, de realizar comunicaciones e interacción con los demás y con el medio a unos niveles muy sofisticados, resultan instrumentos esenciales para el círculo de aprender-desaprender -volver a aprender, lo cual, es vital para el desarrollo integral y continuo de la persona, pues toda la vida estamos en un continuo proceso desaprendizaje y aprendizaje y, sin estas competencias adquiridas en las correspondientes etapas madurativas del desarrollo personal, el proceso se interrumpe y decae en imposible.

 

Para Vygotsky, el lenguaje y la escritura “son procesos de desarrollo de las formas superiores de comportamiento. Por medio de estos procesos, el ser humano domina los medios externos del desarrollo cultural y del pensamiento” (Montealegre y Adriana, 2006, p. 32).

 

Generalmente, a partir de los tres años podemos leer y escribir, y a lo largo de toda la vida podemos aprender. Aun así, en la actualidad encontramos muchos adultos que son analfabetos funcionales, es decir, que saben leer y escribir pero no lo utilizan y, por ejemplo, prefieren preguntar a qué hora sale el tren en lugar de consultarlo (Maruny et al., 1993). Por tanto, lo principal es conocer cuánto y cómo se sabe leer y escribir, de manera que luego podemos aprender continuamente.

Así, como afirman Montealegre y Adriana (2006, p.32), no es suficiente con tener un nivel básico de adquisición de la lectoescritura (que nos permita comprender textos sencillos) sino que “es necesario el dominio de una lectura fluida, con total comprensión, y además con la posibilidad de crear un escrito a partir del texto leído”.

Estos autores también explican que en el proceso de dominio de la lectoescritura se encuentran: a) el nivel de dominio del lenguaje escrito; b) los niveles de procesamiento de la información en la lectura (perceptivos, léxicos, sintácticos, semánticos, etc.); c) la fase cognitiva, de dominio y de automatización de la lectura; d) la búsqueda de significado en la comprensión del texto; e) los conocimientos declarativos, procedimentales y condicionales y; f) las estrategias cognitivas y metacognitivas (conciencia de los propios procesos cognitivos y regulación de la cognición).

De esta manera, es muy importante destacar que el proceso de aprendizaje de la lectoescritura  que presentamos no consiste solo en aprender a leer de manera mecánica y fluida sino, que comprende el desarrollo de habilidades de comprensión, selección, organización, procesamiento y utilización de la información. Principalmente, lo que nos permite el hecho de saber leer y escribir es comunicarnos, expresando nuestras ideas, opiniones, sentimientos, realidades, conocimientos, etc. Además, a partir de la lectura de textos podemos acceder a información recopilada a lo largo del espacio y del tiempo e irnos transmitiendo conocimientos de generación en generación (Maruny et al., 1993, 8-14).

 

De aquí la importancia que Educrea brinda a este proyecto de formación.

 

En consecuencia, la lectoescritura se erige como cimiento y pilar básico indispensable en la vida de toda persona, dado que no solo se trata de un instrumento esencial para acceder a los objetivos y contenidos educativos sino que es el principal vehículo de trasmisión de  la cultura. Por esta razón, trabajar en la mejora de la competencia de la lectoescritura debe ser un objetivo prioritario para todos los miembros de la comunidad educativa, además del deber que nos supone, de comprometer a toda la sociedad, y en especial a las familias y a los centros educativos. Labor en la que Educrea asume el mayor grado de responsabilidad y compromiso posible.

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